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LA METAMORFOSIS DE LA POLÍTICA

Quien se aventure un poco en la historia y al mismo tiempo observe el

panorama actual del mundo, verá que la política nos ha llevado y nos lleva

tanto a paisajes abiertos de libertad y paz como a abismos de destrucción

y caos. Decía Groucho Marx que la política era "el arte de generar

problemas inexistentes para luego ofrecer soluciones falsas". No le faltaba

razón al gran actor porque la política, que debería ser el arte de generar

relaciones armoniosas tanto entre los ciudadanos como entre las naciones

entre sí, ha sido, y aún lo es en numerosos casos, el arte de conservar el

poder y favorecer los intereses de dominio y control en un ámbito donde

el fin siempre justifica los medios.

Desde el punto de vista transpersonal, que es el punto de vista de la

conciencia expandida, la política debería evolucionar hacia modelos más

saludables y justos. No se trata de crear una nueva ideología, sino de un

marco nuevo donde las relaciones entre los diversos modelos políticos

hayan superado su neurosis fóbica hacia el contrario, junto a nuevos

hombres y mujeres que se ocupen de lo público desde el cultivo y la

evolución de su particular mundo interior, logrando así un yo expandido y

mundicéntrico. Y ese marco estaría formado con elementos nuevos tales

como la integración de los diversos aspectos humanos: material,

emocional, mental y espiritual; la creación de nuevos principios éticos,

como el de "todo importa a todos y todos importan"; el desarrollo de una

conciencia ciudadana más responsable de sí misma y de su entorno,

donde la ley coercitiva sea substituida por pactos de responsabilidad y

compromiso; el cambio de una conciencia menos basada en la

competitividad y más en el cooperativismo; el desarrollo de un yo que, sin

perder su individualidad, sepa expandirse hacia el mundo hasta acogerlo

como un aspecto más de sí mismo; el reconocimiento de la vida como un

valor a proteger y desarrollar; y por último, el reflote de la ética en forma

de honestidad, respeto a la verdad, consideración del entorno junto a

quienes lo habitan, altruismo y respeto a la diversidad. Para lograr este marco se hace menester una maduración de nuestro ego individual y colectivo, así como una ampliación de nuestra conciencia.

En ambos casos, el del ego y el de la conciencia, la evolución es un proceso

de expansión y apertura donde se genera mayor autoconciencia junto a

una visión amplificada y comprensiva del entorno, de manera que permita

integrarlo. Lo significativo es el hecho de que a mayor grado de evolución

de la conciencia, mayor grado de auto observación e integración (Wilber).

De ahí que una política transpersonal sea integrativa, si bien no todo

puede ser integrado, ya que algunas formas de pensamiento y conducta

pueden estar fuera del marco ético fundamental.

En definitiva, creo que lo espiritual, lo social y lo político deberían

acercarse y conjugarse integradamente si queremos un futuro

prometedor junto a una forma de desarrollo político y cultural que

garantice nuestra supervivencia como especie inteligente en nuestro

planeta.








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1 de mayo

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