En ti me he inspirado, madre,
útero amable y querido,
en tu cariño especial,
en tus manos que acarician,
en tus palabras al niño que somos,
y que seremos.
A ti te hago este poema,
por tu querer tan humano,
pero lleno de conciencia.
Que nos trajiste a la vida,
y siempre nos has arropado,
alerta a todo peligro,
y atenta al sueño sanado,
en un despertar con paciencia.
Por ti aprendí cada día,
que el amor es descuidado,
de... egoísmos.
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