En el Carmen de Granada,
celindo, rosal, ciprés,
y las horas señaladas
con aroma de azahar
y brisa de las montañas.
En el Carmen de Granada,
pasado Sierra Morena,
con una fuerte nevada
en la imponente Nevada,
Sierra que protege y riega
las espaldas de Granada.
Una Alhambra que enamora,
un sol con aires templados
y una guitarra sonora.
Y el alma que se te ensancha,
asomada al Mirador
del bueno de Nicolás.
Una ciudad que, en su fruto,
se encuentra tan dibujada,
objetivo de poetas, de bailaores,
de almas.
Cuando las campanas suenan,
banda sonora en... Granada.
M. Antonia Pérez
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