Hubo un tiempo en que la distancia, corta y casi invisible, nos acercaba al abrir los labios.

Abrázame: siénteme, entre las arrugas de esta cama. Siénteme mientras abrazas, furtivo, la suavidad de esta piel intermitente. Siénteme...

Me estoy mirando al espejo, un viejo poema aislado: aquel viaje en el tiempo. Las largas horas paseando por las curvas de mi...

Quiero escaparme al lugar donde mis alas no se puedan cerrar: allá donde pueda gritar tu nombre y besar al viento embravecido colándose...

¿Dónde lo buscaste, que no lo encontrabas? El amor estaba.