Hay quien, si pudiera, trocaría los jardines en aceras; son los mismos que cementan sus patios o los enlosan convirtiéndolos en un erial porque no quieren barrer las hojas de las plantas ni segar la hierba, así como evitar hormigas y caracoles. Es lo que podría tipificarse como biofobia: aversión a la vida y a la naturaleza.
A estos les digo que no tendrán canto de pájaros en primavera, ni disfrutarán del olor del humus en otoño, ni verán la luna prendida en las ramas del árbol del patio, tal vez el único árbol.
A ellos les digo que, por la misma lógica, podrían trocar su perro en uno de porcelana —los hay muy bonitos en el bazar chino—, el pájaro de la jaula por uno de papel —versiones muy reales en las tiendas de regalos—, las plantas de las macetas por su versión en tela, sus hijos por muñecos de silicona —diseños muy reales se venden en Amazon— y a su esposa... bueno, también las hay de silicona.
ความคิดเห็น